A lo largo de nuestra vida nos encontramos con multitud de personas, a las cuales sentimos de diferentes maneras. Despiertan en nosotros, amores, deseos, anhelos, respeto, cariño.
El amor de nuestros padres y hermanos, el de nuestros compañeros de clase y del trabajo, el gran amor, y como no, el de nuestros hijos.
Por estas personas, personajes y personajillos, nos desvivimos, amamos y lloramos, y en que medida.
Cuando conoces a esa persona especial, salta la chispa o no, puede ser de repente o tras conocerla durante mucho tiempo. Se convierte poquito a poco, en ese ser especial y esencial en tu vida, te llena, te calma, te ama, por lo que eres y por como eres, te apoya y te anima
………sencillamente te quiere……..
Al igual pasa con la amistad, conoces a esa persona, poquito a poco, pasito a pasito, detalle a detalle, esto para mi es especial y esencial. La amistad requiere su tiempo de maduración, hay que cultivarla con paciencia y mucho respeto.
Día a día se va afianzando, por palabras dichas en ciertos momentos, con silencios a su debido tiempo, por abrazos mandados desde la distancia, por sonrisas dibujadas en un papel. Por abrazos dados en momentos de dolor,
por un hola como estas?
por un gracias por todo, por un te quiero amigo,
por un puedes contar conmigo.
Y como no, el amor y devoción por esos personajillos llamados, HIJOS.
Esos seres adorables y entrañables que tantas alegrías y dolores de cabeza dan.
Amores que cruzan y enlazan nuestras vidas, amores que llenan y enriquecen,
amores de colores y sabores,
simple y sencillamente…amores.