Un año
más ha pasado, días, horas, minutos y segundos transcurridos, y que pesan en lo
más profundo.
Un
cúmulo de sensaciones, de recuerdos, una combinación extraña de sentimientos
encontrados. Tristeza de soledad infinita, lágrimas derramadas por la ausencia.
Los ojos
se nublan y esconden retazos de vidas pasadas y las guardas en ese sitio
infinito donde se guardan las cosas que no se dicen, las cosas que solo se sienten.
Alguien
hizo el reparto de papeles en el teatro de la vida y la muerte, y en esta obra,
tu tenías el papel de protagonista, triste, lúgubre y macabra obra del fin de
lo días.
Tu alma se evaporaba
hacia otro destino, perfume de
eterna ausencia, te supe vencido, ya no te quedaban más fuerzas. Ojala pudiera haberlo
cambiado todo….no pudo ser.
Pero te
fuiste arropado de mucho cariño, de respeto, de brazos fuertes y amorosos que
no te permitían caer, que sellaron tus ojos con lágrimas de dolor y de rabia,
que pronunciaron tu nombre con la mayor devoción.
Y cayó el telón de plomo, porque no hay nadie que ocupe tu lugar en el papel que a ti te quiero dar, y hoy solo me queda
regalarte mis palabras, mis recuerdos más
queridos y mis deseos más soñados.