Hoy ha recibido una carta, no tiene remitente, no sabe de quién es. Duda en abrirla o entregársela mañana al cartero, pero lleva su nombre.
Por fin decide abrirla, es el mejor momento, no hay nadie en casa,
los niños están en el colegio, y su marido, como no, llegará tarde.
“Querida mía, seguro que cuando abras esta carta, estarás llena de
dudas y de preguntas, es normal, no he querido poner ni mi nombre ni mi
dirección, porque creo que de momento es mejor así.
Hace mucho tiempo que llevo dando vueltas y dudando si escribirte
o no, por fin me he decidido a hacerlo, y aquí estamos. Estas líneas no tienen
otro fin que decirte lo que en persona, no me atrevo a contarte. Te miro cuando
pasas, siempre cabizbaja y meditabunda, haces las cosas, como una autómata,
como si tu mente estuviese en otra parte, nunca sonríes y si lo haces, tu
sonrisa y tus ojos, delatan la tristeza que guardas. Solo se te ve un poquito más
dichosa, cuando paseas con tus hijos.
Me dijeron que te habías casado y no me lo creí, me resultaba
demasiado doloroso para hacerlo, y cuando supe que tenías dos hijos, mi mundo
se derrumbó y perdí la noción del tiempo. Tú casada, la que huía de todo
compromiso, la que no quería atarse y pasar toda la vida unida a otra persona,
la que necesitaba ver mundo y conocer otros países, otras gentes.
En fin, me estoy perdiendo entre tanta palabrería, y no es lo que quiero.
Solo decirte que te quiero, que nunca he dejado de hacerlo, que mi mundo gira
porque tu existes, que me levanto cada día, pensando en el momento de verte, que
me gustaría poder abrazarte y decirte al oído, lo mucho que te admiro y lo
mucho que te deseo. Que me daría lo que tengo, con tal de oír tu risa de nuevo,
de que tus ojos recobrasen la vivacidad de antaño, de acariciar tu piel, de
caminar cogidos de la mano y sobrarnos lo demás.”
Deja la carta, sobre la mesa, no puede creer lo que está leyendo,
es una broma? porque si lo es, no tiene ninguna gracia. Una carta hoy, que
todos nos comunicamos a través de un móvil, de un correo, una carta para
declarar un amor de película, esto no está pasando, sin duda es una broma de
alguien que la conoce, una broma de muy mal gusto.
Pero no puede ignorar, que pese a todo, quiere seguir leyendo, que
desea saber que más pone en ese tozo de papel.
“Mi mundo eres tú, siempre ha sido y será así, no sé cómo voy a
solucionar todo esto, pero algo tengo que hacer. Mis sentimientos me desbordan y
me asfixian en algunos momentos. Solo deseo verte feliz, porque te quiero”
Deja de nuevo la carta encima de la mesa, sigue sin poder creer lo
que acaba de leer. De sus ojos resbalan las lágrimas, de rabia, de tristeza, de
melancolía, es un cumulo de todo.
Quien es y qué significa todo esto, no puede entenderlo, esto solo
pasa en las películas, no en la vida real. Recobra la compostura, sus hijos
están a punto de llegar, dobla el trozo de papel y lo guarda en el fondo de un
cajón, decide no tirarla y volverla a leer más despacio, para creerse que es
real, que no lo ha soñado o lo ha imaginado, como diría su marido.
Pero es real, las cartas van llegando día tras día, y ella, aunque
no lo admita, ha vuelto a sonreír, se la ve ilusionada, cosa que no pasaba hacía
mucho tiempo, está mas activa, mas viva.
Su marido la mira de reojo, la observa, pero no dice nada, su
marido nunca dice nada. Hace mucho tiempo que no tienen nada de qué hablar, solo
se dejan llevar por la monotonía.
Por eso cuando nadie le ve, cuando está solo en su frio despacho y
todo los demás se han marchado, el coge un papel y empieza a escribir lo que en
persona no sabe y no se atreve a decir.